sábado, 28 de abril de 2007

Milagrosa mielina, el secreto del talento deportivo


Todos nos hemos preguntado alguna vez si el genio deportivo es innato o se puede crear a partir de algunos elementos más simples, por ejemplo coordinación neuro-muscular, intuición, voluntad, patrocinio comercial, genes, estímulos del medio ambiente, ambición, apoyo estatal, lo que sea.

Una capacidad atlética soberbia, por sí misma, o una buena predisposición mental y física, no son suficientes para explicar lo realmente excepcional, esa chispa sublime, tan evidente en Maradona, Federer o Senna. Los neurólogos aseguran que esos requisitos físicos y mentales son necesarios, sí, pero que no servirían de nada sin una abundante capa de mielina, que se puede desarrollar con un entrenamiento específico.

La mielina, nos dice el diccionario, es una lipoproteína, de consistencia grasosa, que sirve de vaina para las fibras nerviosas. Hasta hace poco se creía que su función era únicamente protectora, como la cobertura del cable de electricidad, pero ahora se sabe que existe una interacción entre la mielina y las neuronas, y que ese estímulo nervioso, en determinadas condiciones, aumenta la cantidad de mielina en ciertas partes del cerebro y en los nervios de los grupos musculares ejercitados. El resultado es un mejoramiento sustancial del rendimiento del “circuito” nervioso, un aspecto vital del talento. O sea que si el grosor de la mielina aumenta, también aumenta la calidad de los impulsos nerviosos y con ella el rendimiento del atleta.

Los neurólogos creen ahora que Tiger Woods y Ronaldinho tienen concentraciones de mielina mucho más densas que las nuestras en los lugares adecuados. Se atreven a predecir que, mientras más talento, más mielina.

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